miércoles, 28 de noviembre de 2012

Sanidad Pública.


Ahora que la sanidad está en boca de todos, que el personal sanitario ha convocado en Madrid una huelga de dos días y mantiene la convocatoria de otros dos en defensa de la sanidad pública, conviene preguntarse:
¿Qué beneficios aporta que la sanidad deje de gestionarse por la Administración Pública y atenderse por funcionarios ya que se sufraga con dinero público procedente de los impuestos de todos? 
Intento responder a esa pregunta ahora que se nos dice que va a pasar a ser gestionada desde empresas privadas, y la verdad es que, si tiene ventajas, yo no las aprecio.
Sí, ya sé que el mensaje que se envía permanentemente es que lo público está, por definición, mal gestionado, es más caro y sostiene a mucha gente que no trabaja como debe. Pero tenemos que empezar a desmontar mitos:
Resulta que, como nos cuenta Elena Sevillano en un estupendo articulo en “El País” que os enlazo: http://elpais.com/diario/2011/02/22/madrid/1298377464_850215.html ,
el hospital con coste por cama más bajo de los de gestión privada se equipara al más caro de los tradicionales de gestión pública. Un ejemplo: La cama en la Jiménez Díaz, centro privado concertado cuesta 675.000 euros al año frente a los 338.000 del Clínico, de gestión pública.
Para tapar esa diferencia desde los centros de decisión se asegura que medir la eficiencia de un hospital en función del coste por cama "es un concepto desfasado”, que el coste de la asistencia sanitaria tiene que ver, además de con las camas con "otros conceptos” como la urgencia, las consultas, la cirugía ambulatoria, el hospital de día y la dispensación ambulatoria de medicamentos a pacientes no ingresados.
Pues bien, comparando esas variables resulta que la Jiménez Díaz atendió menos urgencias que la Princesa; hizo menos intervenciones de cirugía cardiaca, maxilofacial, de tórax, de neurocirugía, etc. que  otros  centros similares, tuvo menos estancias en la UCI, realizó menos TAC y menos resonancias etc. El dinero asignado en el Presupuesto público fue muy superior en el caso del hospital de gestión privada que en el caso de los de gestión pública.
Lógico, no debe sorprendernos, las empresas tienen por objetivo la consecución del máximo beneficio, en contraposición a la gestión de servicios públicos que se hace por la Administración, esta sí, sin afán de lucro.
Otro mito a desmontar es que los funcionarios, en este caso, médicos, enfermeros y demás personal sanitario no rinde como debe porque “tiene el puesto asegurado”. Opino lo contrario. Tener el puesto asegurado otorga al personal sanitario la capacidad de decidir cuál es el mejor tratamiento para el enfermo en cuestión, sin tener que someterse a criterios económicos. Si mi médico no teme por su puesto de trabajo no tendrá problema en solicitar cuantas pruebas diagnósticas se necesiten sin reparar en costes que influyen en los resultados de la empresa. Si, por el contrario, el personal está sometido a un régimen en el que es el empresario quien decide, con criterios de búsqueda de beneficio, qué pruebas y cuando se hacen, la salud no va a estar asegurada. Quien piense lo contrario es demasiado inocente o…, lo contrario. 
De lo anterior concluyo, no es mejor para la población la gestión privada de la sanidad, esa gestión supone un negocio para algunos, y no creo adecuado hacer de la salud de la población un negocio.
Si se puede mejorar la gestión pública de la sanidad, mejórese. Nada lo impide. Pero no se  nos engañe con supuestas ventajas de ahorro que no son tales, ni se nos haga comulgar con las ruedas de aquellos molinos que estigmatizan lo público para cederlo a manos privadas.