Ahora que la sanidad está en boca de todos, que el personal
sanitario ha convocado en Madrid una huelga de dos días y mantiene la
convocatoria de otros dos en defensa de la sanidad pública, conviene
preguntarse:
¿Qué beneficios aporta que la sanidad deje de gestionarse por la
Administración Pública y atenderse por funcionarios ya que se sufraga con
dinero público procedente de los impuestos de todos?
Intento responder a esa pregunta ahora que se nos dice que va a
pasar a ser gestionada desde empresas privadas, y la verdad es que, si tiene
ventajas, yo no las aprecio.
Sí, ya sé que el mensaje que se envía permanentemente es que lo
público está, por definición, mal gestionado, es más caro y sostiene a mucha
gente que no trabaja como debe. Pero tenemos que empezar a desmontar mitos:
Resulta que, como nos cuenta Elena Sevillano en un estupendo
articulo en “El País” que os enlazo: http://elpais.com/diario/2011/02/22/madrid/1298377464_850215.html ,
el hospital con coste por cama más
bajo de los de gestión privada se equipara al más caro de los tradicionales de
gestión pública. Un ejemplo: La cama en la Jiménez
Díaz, centro privado concertado cuesta 675.000 euros al año frente a los
338.000 del Clínico, de gestión pública.
Para tapar esa diferencia desde los
centros de decisión se asegura que medir la eficiencia de un hospital en
función del coste por cama "es un concepto desfasado”, que el coste de la
asistencia sanitaria tiene que ver, además de con las camas con "otros
conceptos” como la urgencia, las consultas, la cirugía ambulatoria, el hospital
de día y la dispensación ambulatoria de medicamentos a pacientes no ingresados.
Pues bien, comparando esas variables
resulta que la Jiménez Díaz atendió menos urgencias que la Princesa; hizo menos
intervenciones de cirugía cardiaca, maxilofacial, de tórax, de neurocirugía,
etc. que otros centros similares, tuvo menos estancias en
la UCI, realizó menos TAC y menos resonancias etc. El dinero asignado en el
Presupuesto público fue muy superior en el caso del hospital de gestión privada
que en el caso de los de gestión pública.
Lógico, no debe sorprendernos, las
empresas tienen por objetivo la consecución del máximo beneficio, en
contraposición a la gestión de servicios públicos que se hace por la
Administración, esta sí, sin afán de lucro.
Otro mito a desmontar es que los
funcionarios, en este caso, médicos, enfermeros y demás personal sanitario no
rinde como debe porque “tiene el puesto asegurado”. Opino lo contrario. Tener
el puesto asegurado otorga al personal sanitario la capacidad de decidir cuál
es el mejor tratamiento para el enfermo en cuestión, sin tener que someterse a
criterios económicos. Si mi médico no teme por su puesto de trabajo no tendrá
problema en solicitar cuantas pruebas diagnósticas se necesiten sin reparar en
costes que influyen en los resultados de la empresa. Si, por el contrario, el
personal está sometido a un régimen en el que es el empresario quien decide,
con criterios de búsqueda de beneficio, qué pruebas y cuando se hacen, la salud
no va a estar asegurada. Quien piense lo contrario es demasiado inocente o…, lo
contrario.
De lo anterior concluyo, no es mejor
para la población la gestión privada de la sanidad, esa gestión supone un
negocio para algunos, y no creo adecuado hacer de la salud de la población un
negocio.
Si se puede mejorar la gestión
pública de la sanidad, mejórese. Nada lo impide. Pero no se nos engañe
con supuestas ventajas de ahorro que no son tales, ni se nos haga comulgar con
las ruedas de aquellos molinos que estigmatizan lo público para cederlo a manos
privadas.
Estoy de acuerdo contigo. Lo difundo.
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo. Y pasa exactamente igual con la educación pública. Cuando la enseñanza y la sanidad son un negocio la educación y la salud de la población salen perdiendo.
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